Para que un objetivo se pueda calificar como SMART debe ser Alcanzable —palabra que corresponde a la tercera letra de este acrónimo—. Deberás buscar evidencias que te hagan pensar que este objetivo es totalmente alcanzable. Si crees que no lo puedes conseguir, es posible que no lo consigas, es lo que llamamos profecía autocumplida.
Los objetivos tienen que ajustarse a la realidad de las personas y de su entorno, de forma que sean retadores pero sin expectativas poco realistas. Si como líder deseas alcanzar los objetivos propuestos, debes asumir la situación actual tanto de tu equipo como propia, conociendo el talento y las limitaciones existentes.
Deberás plantear el objetivo en función de la madurez de tu equipo, de las propias habilidades de sus miembros y de los recursos que disponen para lograrlo.
Así que a la hora de plantear un objetivo no olvides hacerte las siguientes preguntas, ya sea a nivel personal o de equipo:
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¿Tengo los conocimientos necesarios? En caso de que no sea así: ¿Los puedo conseguir?
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¿Tengo las habilidades necesarias? En caso de que no sea así: ¿Las puedo aprender?
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¿Tengo los recursos necesarios (tiempo, dinero, …)? ¿Los puedo conseguir?
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¿Estoy realmente involucrado (a) en el proyecto?
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¿Qué grado de esfuerzo estoy dispuesto a dedicar?
Tenemos el reto de cumplir el objetivo. Sabemos que se puede lograr, aunque no será fácil, pues habrá que aplicar un esfuerzo razonable. Pero, a través de la aplicación de los criterios que hemos visto hasta ahora, será cada vez más probable que este objetivo llegue al éxito.
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