En un entorno laboral que cambia más rápido que nunca, donde conviven múltiples generaciones, formas de trabajo híbridas y una presión constante por la eficiencia, las empresas enfrentan una paradoja: cada vez hay más datos sobre las personas, pero menos tiempo para escuchar lo que realmente sienten.
La inteligencia artificial (IA) ha llegado para transformar muchos procesos. Pero su impacto más valioso —y menos aprovechado— está en su capacidad de ayudarnos a escuchar lo que los colaboradores dicen y no dicen explícitamente.
No se trata de reemplazar el contacto humano, sino de enriquecerlo. No es para automatizar el liderazgo, sino para hacerlo más empático y efectivo.
Más allá de métricas como el eNPS o las encuestas de clima tradicionales, los colaboradores hoy quieren que sus voces sean tomadas en cuenta de forma integral, especialmente en temas sensibles como bienestar, liderazgo, cultura o propósito.
Según Deloitte (2023), el 84% de los trabajadores globales considera que el bienestar emocional y psicológico debería ser prioridad estratégica para las empresas, pero solo el 39% siente que eso ocurre en su organización.
Este gap entre lo que se necesita y lo que se escucha es una oportunidad… o un riesgo.
El desafío está en alinear las necesidades de los colaboradores con las capacidades de la organización, asegurando que las personas se sientan realmente escuchadas.
Gracias a los avances en procesamiento del lenguaje natural (NLP), hoy la IA puede analizar masivamente respuestas abiertas, comentarios en encuestas, chats internos o feedback espontáneo, identificando:
Y lo más poderoso es que todo esto sucede en segundos, incluso si hay cientos de miles de datos.
Caso práctico: En nuestro estudio “La Voz de los Trabajadores”, analizamos más de 426.000 respuestas a preguntas abiertas de clima de colaboradores en LATAM, usando IA de Rankmi para gestión de personas, Genius. Lo que descubrimos no solo fue lo positivo, sino también lo incómodo, lo urgente y lo emocionalmente relevante.
Descarga el estudio completo aquí.
Porque no basta con usar tecnología de forma eficiente. Hay que usarla de forma consciente y alineada a los valores organizacionales.
Una IA con propósito debe tener como objetivo:
Cuando usamos IA solo para optimizar, perdemos el sentido. Cuando la usamos para comprender mejor a las personas, creamos valor verdadero.
En Rankmi, al procesar comentarios libres con IA, hemos identificado patrones emocionales y temáticos que no suelen aparecer en las preguntas cerradas de encuestas:
Muchos de estos temas no aparecen con claridad en preguntas tipo “¿Estás satisfecho con tu trabajo?”… pero sí están presentes en frases como: “Siento que mis ideas no son valoradas”, “Nadie me pregunta cómo estoy”, o “El jefe solo aparece cuando hay un problema”.
Empresas que escuchan con IA + propósito pueden:
De hecho, según McKinsey (2023), las compañías que implementan análisis de datos de experiencia del empleado tienen hasta 4 veces más probabilidad de retener talento clave y 2 veces más engagement organizacional.
La nueva ventaja competitiva es saber escuchar… bien.
La escucha activa ya no es una habilidad “blanda”, es una estrategia de negocio. Y la inteligencia artificial, cuando se utiliza con sentido humano, puede ser la herramienta más poderosa para hacerla realidad.
Porque liderar hoy no es solo saber hablar, sino también saber interpretar los silencios.
La IA con propósito no sustituye a las personas. Las potencia.
Y escuchar mejor es el primer paso para transformar una cultura desde adentro.
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